


Las plantas y los arboles cobran un papel fundamental en los exteriores, como creadoras de una atmósfera fresca, llena de vida y calidez al mismo tiempo. No hay nada como disfrutar de una comida veraniega como bajo una pérgola cubierta de hojas de parra o buganvillas, que proyectan sobre la mesa un refrescante juego de luces y sombras, bajo el cual se cobijan los comensales. También es una experiencia formidable sestear en una tumbona de teca o mimbre bajo un árbol, o tomar el aperitivo en un acogedor porche.
Los exteriores seleccionados reflejan la adopción de diferentes estilos, cada uno con su particular modo de comunicarse con las fuerzas de la naturaleza.
Otros exteriores se plantean como una prolongación del salón, con muebles y complementos propios del interior. Hay, en definitiva, muchas formas de sentir el aire desde las mas rusticas, hasta otras mas clásicas o que intentan domar a su gusto la vagueación y características del terreno.
Sea como sea, los exteriores de nuestra casa son grandes ventanas abiertas al cielo, cuya misión es la de hacernos sentir bien eternamente jóvenes, al crear la ilusión de vivir en una primavera que nunca termina.
Fuente: libro: Rincones Acogedores (Jessica Lawson)
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