jueves, 6 de agosto de 2009

GUSTAV KLIMT V

El escenario socio-cultural celebrado por la generación artística de klimt está ya en su ocaso; la síntesis de naturaleza y abstracción, perseguida por el ilustrado grupo intelectual de la Secesión, revela su pretenciosa artificiosidad. Los artistas que se asoman al siglo XX desquician todas las conversaciones representativas de derivación decimonónica: fealdad, deformalidad y desviación se convierten en los únicos principios estéticos capaces de dar forma a la angustia devastadora del hombre moderno.



Arthur Schnitzler y Robert Musil son los intérpretes por excelencia del malestar existencial del individuo y de la turbación de la alta burguesía vienesa depués del hundimiento del imperio de los Habsburgo.
La atmósfera onírica que empapa el relato Doble dueño (1926) y la trágica trayectoria existencial del Hombre sin atributos (1930-1952) son las expresiones más emblemáticas de los males y las perversiones de una clase dominante que ha llegado a su ocaso.

El humorismo trágico y utópico de las páginas de Musil se impone como el fundamento creativo de la literatura centroeuropea de principios del siglo XX. A través del desacralizante y liberador instrumento de la ironía, los más grandes novelistas del siglo expresarán, en toda su injustificada y sublime ambivalencia, las complejas contradicciones de la vida.


Fuente: Libro ; El retrato (obras maestras entre el retrato y la eternidad).

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