Arthur Schnitzler y Robert Musil son los intérpretes por excelencia del malestar existencial del individuo y de la turbación de la alta burguesía vienesa depués del hundimiento del imperio de los Habsburgo.
La atmósfera onírica que empapa el relato Doble dueño (1926) y la trágica trayectoria existencial del Hombre sin atributos (1930-1952) son las expresiones más emblemáticas de los males y las perversiones de una clase dominante que ha llegado a su ocaso.
El humorismo trágico y utópico de las páginas de Musil se impone como el fundamento creativo de la literatura centroeuropea de principios del siglo XX. A través del desacralizante y liberador instrumento de la ironía, los más grandes novelistas del siglo expresarán, en toda su injustificada y sublime ambivalencia, las complejas contradicciones de la vida.
Fuente: Libro ; El retrato (obras maestras entre el retrato y la eternidad).
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