A pesar de que , con mucha frecuencia, se unifican en un solo espacio, ambos elementos disponen de sus propias particularidades.
El salón es una habitación de carácter comunitario. Es un lugar de reunión con la familia o con los amigos, en el que son indispensables los asientos. Pero no se trata de una reunión cualquiera, sino marcada por la distensión, el ocio y la recreación. Por ello, los asientos son sillones, que evocan la idea de confort. Se trata de un lugar de recepción donde se charla y <>, aunque sea en ocio individualmente, y ésas son sus principales funciones.
Para conseguirlas plenamente, los demás elementos que acompañan a los sillones deben participar en ello. La alfombra, las mesillas de centro, las lámparas de lectura los ceniceros, el revistero, y los audiovisuales -TV, cadena musical, vídeo, etc.-, la libreria, el mueble-bar, los cuadros..., son elementos que subrayan tanto el aspecto de distensión como su faceta de obstentación. El salón muestra la posición social y posibilidades de los residentes frente a los visitantes.
El comedor, al igual que el salón, es otra de las habitaciones semipública de la vivienda, donde mucha gente puede entrar. Aquí, a pesar de compartir al obstentacion con el salón, la idea de ocio en general se ve substituida por la de disfrute de la comida en comunidad. La mesa contituye ahora el centro, concentrando la catividad, y los huespedes se sientan en sillas, no en sillones, y adoptan una postura menos propicia al relajamiento, tanto por razones de buena educación como de comodidad, pues la mesa es bastante más alta que la del salón. Complementariamente, el mostrador, los cuadros y los adornos refuerzan la imagen del conjunto.
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