La decoración Zen, tiene su origen en esta filosofía oriental. El Zen tiene sus raíces en la filosofía y la prédica de Buda, en el siglo VI aC, pero alcanza su máxima expresión en el siglo XIII, en Japón, teniendo gran influencia sobre la cultura japonesa.
El estilo Zen llega a Occidente en el siglo XX, extendiéndose a la decoración y la arquitectura. Esta filosofía se orienta hacia la búsqueda de armonía y la iluminación, mediante la paz interior y las acciones simples. Se busca el despojamiento de adornos artificiales para obtener un entorno más puro y agradable, donde olvidar las preocupaciones y el estrés, convirtiendo al hogar en un refugio para la desconexión.
El estilo Zen y su simplicidad, se orientan a la armonía y el equilibrio, mediante la decoración y la arquitectura.
La búsqueda de la armonía y tranquilidad a través del estilo Zen, incorpora al diseño de jardines e interiores, una serie de recursos como espacios ordenados, líneas simples y colores claros. Todo ello, orientado a la sencillez y el despojamiento.
Esta tendencia pretende abolir la excesiva ornamentación, orientándose al equilibrio, apoyado en la elección de unos cuantos objetos, materiales naturales y aromas. Busca
Crear espacios de reflexión y descanso, aislados del mundo exterior.
Características del estilo Zen:
Esta tendencia pretende abolir la excesiva ornamentación, orientándose al equilibrio, apoyado en la elección de unos cuantos objetos, materiales naturales y aromas. Busca
Crear espacios de reflexión y descanso, aislados del mundo exterior.
Características del estilo Zen:
Los colores utilizados para el estilo Zen, son los blancos y los colores neutros, como el gris, o el crema. Se utilizan toques leves de color, aplicados en elementos decorativos o en un detalle puntual.
Los materiales favoritos son los que prácticamente no han sido industrializados, como la madera natural y la piedra. También en cocinas y baños, se prefiere la piedra, antes que las cerámicas. Los pisos suelen ser de madera clara.
El mobiliario es de gran simpleza, las líneas rectas, la madera natural, los muebles bajos, invitan al orden y la armonía.
La luz en los ambientes Zen, debe ser difusa, empleando artefactos escondidos, para lograr una atmósfera de intimidad y relax.
Los objetos decorativos empleados deben ser austeros y escasos, la madera y el cristal son adecuados para estos espacios. Las paredes preferentemente estarán vacías, o lucirán algún cuadro que combine con la decoración general.
Las telas de tapicería, deberán ser de fibras naturales, como la seda, el algodón, el lino, preferentemente tejidos rústicos.
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