Existen tres tipos de iluminación para el interior de una vivienda: ambiental, puntual o concentrada y decorativa. Lo aconsejable es combinarlas en función del uso práctico del local y de sus necesidades estéticas.
Otro factor importante contemplado es el tipo de iluminación: natural o artificial.
Preferiblemente debe realizarse, siempre que sea posible, con un aporte suficiente de luz natural, aunque esta, por si sola, no garantiza una iluminación correcta ya que varia en función del tiempo.
Es preciso compensar su insuficiencia c ausencia con la luz artificial.
Para obtener la iluminación precisa se puede recurrir & una iluminación localizada como complemento de lo general procurando que esta ultima sea en todas las zonas de trabajo lo mas uniformemente posible.
Otro caso diferente es cuando queremos usar la iluminación para crear escenografias, enfatizando zonas y dejando otras en penumbra. Pero no cuando hablamos de zonas de trabajo, en donde la uniformidad es importante para evitar la fatiga visual.
Los brillos excesivos pueden ocasionar molestias en la visión. El deslumbramiento puede estar motivado por una visión directa de la fuente de luz o por la visión indirecta (reflejo) sobre una superficie reflectante.
El deslumbramiento debido a la visión, una fuente de luz directa o de una ventana debe evitarse por ser una de las causas de incomodidad.
Sin embargo, al protegerse de una luz directa no se debe interrumpir la visión del exterior. Se pueden utilizar desde cristales tenidos hasta persianas orientables.
La luz artificial es indispensable cuando la natural desaparece. Si en una habitación bien decorada no se han tornado en cuenta los cambios de luz. todo su encanto desaparece cuando la iluminación se torna deficiente.
Si se conocen y manejan óptimamente los efectos que produce cada tipo de luz artificial, esta no representara ningún problema.
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