La diferencia entre interiorismo y decoración parece clara, pero en muchos casos la realidad nos enseña que no es así. Puede suceder que derribemos un tabique, obteniendo un nuevo espacio, y que en la intervención posterior se utilicen recursos eminentemente decorativos, incluso escenográficos. Se pueden obtener efectos espectaculares utilizando adecuadamente elementos inmateriales, como la luz -situando puntos de luz que iluminen aquellos elementos que queremos resaltar- o el sonido -andar sobre materiales como el mármol, la madera o suelos alfombrados produce efectos sonoros muy diferentes-. entonces podemos decir que se trata de interiorismo, pero también de decoración.
El acierto de una determinada decoración reside en saber entender las propiedades y características de los elementos preexistentes que delimitan el espacio, teniendo la habilidad de potenciar sus virtudes y evitar sus defectos.
Tanto en interiorismo como en decoración, el objetivo es el mismo: obtener el mejor resultado posible a partir de un determinado espacio inicial, aprovechando al máximo tanto las posibilidades que el propio espacio ofrece de partida, como los medios y recursos concretos de que disponemos para proceder a su modificación.
En realidad, interiorismo y decoración constituyen dos caras de una misma moneda: se mire por donde se mire, la moneda es siempre la misma. Por otro lado, solamente podermos afirmar que la conocemos si la podemos identificar por sus dos caras.
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